El post "Café del Domingo" es una reflexión de intención semanal sobre temas de actualidad. Lo publicaré indistantemente en cualquiera de los tres idiomas habituales del blog y por lo tanto el título de la sección se adaptará al idioma correspondiente. En los últimos meses observamos como Cataluña es foco del crecimiento de los valores liberales, que en ocasiones se confunden con los valores neocon. Algo de esto nos cuenta hoy
La Vanguardia. De todas formas,
si hay algo que me llama la atención es la sencillez de estos valores, la seguridad que transmiten, y por encima de todo, el espíritu de rebeldía. Cuando en los 60 dominaba en España el liderazgo rígido común de cualquier dictadura, el progresismo real e incluso las tibias notas progres de la gauche divine eran interpretadas como una bocanada de verdadera libertad. Y la juventud y los intelectuales de la época se agarraron a ese espíritu por su valor de rebeldía contra los valores dominantes, el inmovilismo de una dictadura. Hoy, cuando parece que la sociedad ha sido teñida de esos valores que en su día tuvieron que ser conquistados, los valores progresistas, parece que le hemos dado la vuelta a la tortilla, porque son precisamente las clases conservadoras jóvenes las que se presentan con ese espíritu de rebeldía:
es la derecha la que salta a la calle para protestar, es la derecha la que opta por una actitud de semiclandestinidad en las ondas, es la derecha la que pide abandonar lo políticamente correcto para atajar problemáticas como la inmigración, y es la derecha la que pide un esclarecimiento de los oscuros atentados del 11-M, apelando a la mano negra de los progres. Sólo hace falta pasearse por las páginas de
Libertad Digital para detectar ese espíritu resistencialista que se ha instalado entre los neocon, algunos de los cuales, por cierto, provienen de esa izquierda que luchó por las libertades en los 60. Es por esta razón posiblemente que el excelente conseller
Joan Manuel Tresseras (probablemente el mejor conseller de Cultura de la democracia catalana), afirmaba recientemente que "en Cataluña pesan todavía más que en España los valores sesentayochistas".